La hipertensión (o tensión arterial alta) es un trastorno grave que incrementa de manera significativa el riesgo de sufrir cardiopatías, encefalopatías, nefropatías y otras enfermedades es una de las causas principales de muerte prematura.
Se estima que en el mundo hay 1280 millones de adultos de 30 a 79 años con hipertensión y que el 46% de ellos desconoce que padecen esta enfermedad. De la tensión arterial se dan dos valores: el primero es la tensión sistólica y corresponde al momento en que el corazón se contrae o late, mientras que el segundo, la tensión diastólica, representa la presión ejercida sobre los vasos cuando el corazón se relaja entre un latido y otro. Para establecer el diagnóstico de hipertensión se han de tomar mediciones dos días distintos y en ambas lecturas la tensión sistólica ha de ser superior o igual a 140 mmHg y la diastólica superior o igual a 90 mmHg. La mayoría de las personas hipertensas ignoran que lo son, pues la enfermedad no siempre va acompañada de síntomas o signos de alerta, por lo que se dice que "mata silenciosamente". Por tanto, es muy importante medir la tensión arterial periódicamente. ¿Qué puedo hacer para prevenir la hipertensión arterial? 1. Reducir la ingesta de sal (a menos de 5 g diarios). ¡Truco!: Si suele comer en restaurantes por motivos de trabajo, pida un plato hecho al momento sin sal añadida (por ejemplo: ensalada y carne o un pescado a la plancha). 2. Consumir más frutas y verduras. Cambia tu almuerzo o merienda habitual por 1 o 2 piezas de fruta. 3. Realizar actividad física con regularidad. Evita los ascensores y sube si puedes siempre caminando. 4. No fumar. 5. Reducir el consumo de alcohol y bebidas azucaradas. 6. Limitar la ingesta de alimentos ricos en grasas saturadas. 7. Eliminar/reducir las grasas saturadas de la dieta. ¿Qué puedo hacer para controlar mejor la hipertensión arterial? 1. Reducir y gestionar el estrés. El estrés laboral y emocional influye de forma directa en las cifras de tensión arterial. Busque un momento en el día para disfrutar de una actividad relajante (leer, escuchar música, realizar ejercicios de respiración consciente o cualquiera que le guste). 2. Monitorización domiciliaria de la presión arterialLa AMPA (Auto Medida de la Presión Arterial) se realiza con un tensiómetro validado durante al menos 3 días y preferiblemente durante 6-7 días consecutivos antes de cada consulta. Las lecturas se realizan por la mañana y por la noche, en una habitación tranquila después de 5 min de reposo, con el paciente sentado y con la espalda y el brazo apoyados. Deben realizarse 2 mediciones en cada sesión, con 1-2 min de espera entre mediciones. 3. Cumplir con el tratamiento para la hipertensión prescrito por su especialista. Si tiene dudas acerca de la medicación prescrita, cómo tomarla o posibles efectos adversos no dude en tomar una consultar.
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- Definición y diagnóstico
Los sonidos normales del corazón se producen por el cierre de las válvulas cardiacas. Estos sonidos se escuchan con un fonendoscopio. Cuando se produce una turbulencia por aceleración de la sangre, se produce un sonido añadido que es silbante, como un soplido y es lo que denominamos "soplo". Los soplos se diagnostican con la auscultación cardiaca, que es parte de la exploración física rutinaria que se realiza en una revisión médica. Es común que para escuchar mejor un soplo, haya que colocar al paciente en diferentes posiciones o incluso hacer algún tipo de maniobra sencilla en la consulta. - Causas Los soplos se pueden tener desde el nacimiento (por un problema congénito) o bien desarrollarse a lo largo de la vida (por "envejecimiento" de las válvulas, por haber padecido fiebre reumática…). Tener un soplo no indica que padezcas una enfermedad de corazón, pero hay que estudiarlo. De hecho, un número importante de los soplos cardiacos son inofensivos (se les denomina "inocentes" o "funcionales") y son comunes en niños y adolescentes. En otras ocasiones un soplo se debe a enfermedades no cardiacas o circunstancias en las que hay un aumento de la velocidad de la sangre, que genera turbulencias. Por ejemplo, en estados febriles, anemia, el embarazo, la actividad física, el hipertiroidismo, momentos de crecimiento muy rápido como la adolescencia… Pero hay ocasiones en las que un soplo es la manifestación de una patología cardiaca, ya sea por un estrechamiento de las válvulas (que denominamos estenosis), por un defecto en su cierre (que denominamos insuficiencia) o por un defecto en los tabiques que separan las cámaras cardiacas y que requiere un estudio más en profundidad. - Síntomas y pruebas complementarias La mayoría de las personas que tiene soplos cardiacos no tienen ningún tipo de síntoma y se diagnostican en una exploración física rutinaria cuando les auscultan con el fonendoscopio. En otras ocasiones los soplos aparecen asociados con síntomas como ahogo, fatigabilidad, pérdida de conocimiento, dolor de pecho o aparición de coloración azulada de la piel (lo que se denomina cianosis) Para determinar si un soplo es inocente o no, así como conocer la relevancia de la patología cardiaca que lo produce ( si la hubiese), su médico es probable que le solicite alguna prueba complementaria como:
- Tratamiento Los soplos inocentes no requieren ningún tratamiento ni cambio en los estilos de vida y tienden a desaparecer a lo largo de la vida. Por otra parte, en función del defecto cardiaco que produzca el soplo y de su gravedad, se podrá realizar un seguimiento periódico, con recomendaciones en el estilo de vida y la práctica deportiva o bien plantear la corrección del mismo cuando la patología sea grave y/o muy sintomática (cambiar una válvula, cerrar una comunicación anómala entre cámaras cardiacas…) con cirugía o bien con técnicas de Hemodinámica. Las enfermedades cardiovasculares constituyen un amplio grupo de patologías que afectan al corazón y los vasos sanguíneos.
Como señala la OMS, las enfermedades cardiovasculares son la causa más frecuente de muerte en el mundo. Se estima que en 2012 fallecieron por enfermedades cardiovasculares más de 17 millones de personas en el mundo, lo que supone más del 30% del total de defunciones. De ellas aproximadamente el 40% fueron debidas a cardiopatía coronaria y otro 40% a enfermedad cerebrovascular. Cabe destacar que el 80% de los infartos y de los accidentes cerebrovasculres prematuros son prevenibles, por lo que es fundamental promover la salud cardiovascular. ¿Cuáles son las enfermedades cardiovasculares más graves? Las enfermedades cardiovasculares más relevantes son la cardiopatía isquémica (infarto de miocardio o angina de pecho), la insuficiencia cardiaca y la enfermedad cerebrovascular (ACVA o ICTUS y AIT). También hay que destacar la enfermedad vascular periférica (claudicación intermitente) Por dicho motivo es fundamental conocer cuáles son los factores que aumentan el riesgo de padecerlas, puesto que la mayoría son controlables y modificables. Por todo ello es muy importante promover la educación sanitaria en los hábitos de vida saludables ¿Cuáles son las principales causas de enfermedad cardiovascular y cómo puedo mejorar mi salud cardiovascular? – Tabaco: El tabaco es muy nocivo para la salud, independientemente de la forma en que se consuma (cigarrillos, puros, pipa...). Dejar de fumar disminuye de forma inmediata el riesgo de infarto de miocardio y de ACV y el riesgo se reduce a la mitad en un solo año. Consulta con tu Médico de Atención Primaria cómo se te puede ayudar a abandonar este hábito tan nocivo – Dieta sana y equilibrada: una dieta equilibrada es fundamental para la salud del corazón y del sistema vascular. Hay que consumir abundantes frutas y verduras, cereales (sobre todo integrales), pescados y legumbres, así como carmes magras. También hay que evitar la sal y los azúcares refinados, así como todos los productos de fabricación industrial (bollería...) –Sedentarismo y obesidad: si realizamos un mínimo de 30 minutos diarios de actividad física, ayudamos a mantener en forma nuestro sistema cardiovascular. Por otra parte, si practicamos al menos una hora casi todos los días de la semana, mantenemos nuestro peso y ayudamos al control de la tensión arterial. Los ejercicios más recomendables son los aeróbicos: correr, caminar a buen paso, nadar, bicicleta, bailar...Es muy importante recordar que, es mejor hacer algo de ejercicio que no hacer nada. – Hipertensión arterial: la hipertensión es una de las causas principales de infarto de miocardio y de ACV. Hay que resaltar que la hipertensión no suele producir síntomas, de ahí la importancia de medirla periódicamente. En caso de estar elevada (ponemos el límite de riesgo en 140/90), debe consultar con su médico. Es prioritario cambiar los estilos de vida, aumentando la actividad física y disminuyendo el consumo de sal. Es probable que cuando las cifras repetidamente están por encima del rango haya que pautar medicación. – Hipercolesterolemia: al igual que la hipertensión, los niveles elevados de colesterol en sangre no suelen producir ningún tipo de manifestación clínica. Las cifras elevadas de colesterol (por encima de 200-220 mg/dl) incrementan el riesgo de infarto de miocardio y ACV. Es importante realizarse chequeos analíticos según indicación médica para determinar sus niveles. Para su control, una dieta saludable es prioritaria y en ocasiones requiere medicación para conseguir cifras adecuadas – Diabetes: el exceso de azúcar en sangre (diabetes) es un factor de riesgo muy importante para el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, principalmente infarto de miocardio y ACV. Si padece diabetes, debe tener un seguimiento estrecho por su Médico de Atención Primeria y su Endocrinólogo. Además hay que ser más minucioso con el control de la tensión arterial y del colesterol Promover la salud cardiovascular es primordial para prevenir las enfermedades cardio y cerebrovasculares. Abandonar el hábito tabáquico, hacer una dieta sana y equilibrada, practicar ejercicio regularmente y hacer controles periódicos de TA, colesterol y azúcar son los pilares fundamentales para ayudar a nuestro estado cardiovascular, siempre guiados por los profesionales sanitarios. ¿Qué es un stent? ¿Por qué se implanta? y sobre todo, ¿qué podemos hacer tras su colocación en una arteria coronaria?
Un stent coronario es una prótesis parecida a una malla metálica flexible (muchas veces se describe al paciente como "un muelle") que se implanta a través de un catéter en una arteria coronaria parcial o totalmente ocluida. Para simplificarlo, podemos imaginar la arteria coronaria como una tubería que lleva la sangre con el oxígeno y los nutrientes a las células cardíacas. Cuando en la pared de esta tubería se van depositando productos de suciedad (en el caso de las arterias, sobre todo células grasas e inflamatorias), su diámetro se va estrechando hasta causar una falta de riego que no permite una llegada suficiente de sangre al músculo cardíaco, con la consecuente angina o infarto. Es entonces cuando, sin necesidad de operar, se realiza un cateterismo a través de un pinchazo en el vaso, y se progresa en la tubería obstruida, colocando un stent, que al hincharlo a nivel de la zona de mayor estrechamiento permite "aplastar" la malla metálica del stent a la pared de la tubería, que vuelve por tanto a tener su diámetro normal. ¿Cómo es la recuperación inmediata tras el cateterismo y el implante de un stent coronario? Hoy en día, afortunadamente, alrededor del 80-90% de los cateterismos y de las angioplastias coronarias (implante de stent) se realizan a través de la arteria radial de la muñeca, permitiendo tanto una reducción del riesgo de complicaciones importantes relacionadas con el procedimiento, como una más rápida y casi inmediata recuperación del paciente. Tras un procedimiento realizado por la muñeca, se coloca un vendaje compresivo durante unas 3-4 horas en la zona de punción. El paciente puede incorporarse casi de inmediato, y si no hay complicaciones, puede realizar una vida prácticamente normal tras la retirada dl mismo. Se aconseja únicamente durante los siguientes 3-4 días tras el alta, evitar coger pesos superiores a unos 4-5 Kg o trabajos que precisen un movimiento de muñeca continuo, con el brazo por lo que se ha realizado la intervención. Si por lo contrario el acceso se ha realizado a través de la ingle, hay que tomar más precauciones. Habitualmente el paciente debe permanecer tumbado al menos 6-8 horas, para permitir el correcto cierre de la vía de acceso. Tras un periodo variable de vigilancia, si no se han producido complicaciones, se procede al alta. El paciente podrá entonces realizar paseos de corta distancia y en superficies llanas sin problemas, aunque tendrá que limitar los primeros 2-3 días las subidas y bajadas por las escaleras, los trabajos pesados, la jardinería o ponerse de cuclillas. Pese a los nervios existentes durante el procedimiento, realmente es una vez implantado el stent cuando surgen las principales dudas y preguntas del paciente por lo que es imprescindible en todos los pacientes un seguimiento cardiológico continuo posterior, cambios en el estilo de vida, y mantener la medicación pautada. El pie diabético aparece cuando existen niveles inadecuados de glucosa en sangre y otros factores que concurren con frecuencia en personas con diabetes (hipertensión arterial, hipercolesterolemia,...) que provocan un daño en los vasos y nervios que pueden producir complicaciones a medio-largo plazo.
¿Cuáles son los síntomas del pie diabético?Síntomas más habituales:
Dos de los riesgos de estos pacientes son la disminución de la sensibilidad y la mala circulación del pie, que pueden derivar en la formación de una úlcera, algunas veces graves y que es la principal causa de una posible amputación. La mayoría de las heridas son causadas por una disminución de la sensibilidad del pie y surgen en la planta o en las zonas cercanas al hueso, como los nudillos de los dedos. En el caso de que un paciente observe una úlcera, deberá acudir lo antes posible al especialista. No únicamente para curarla, sino para diagnosticarla y diseñar un tratamiento personalizado lo más adecuado a su caso. Contamos con un quirófano especializado en cirugía vascular, dotado de un equipamiento avanzado para el tratamiento quirúrgico de las enfermedades vasculares más importantes. La escleroterapia es una técnica utilizada para eliminar las varices sin necesidad de cirugía. El agente esclerosante, que es una esclerosis química, se inyecta en la vena a tratar, haciendo que la vena se «queme» por dentro y eliminando la variz de forma permanente.
Hay muchos agentes esclerosantes disponibles, pero la microespuma se ha convertido en la técnica más versátil porque causa menos dolor y hematomas que otros agentes esclerosantes. ¿Qué ventajas ofrece la escleroterapia con microespuma VARIXIO?La escleroterapia con microespuma VARIXIO ofrece las siguientes ventajas:
Si estás pensando tratar y eliminar las varices sin cirugía mediante el tratamiento de escleroterapia con microespuma, ¡no esperes más y ponte en contacto con nosotros para reservar una cita! Te sorprenderá lo fácil que es eliminar las varices con esta nueva tecnología. Normalmente, el corazón de un adulto late entre sesenta y cien veces por minuto. Sin embargo, puede producirse un tipo de anomalía conocida como arritmia cardíaca, que vuelve irregular, acelera o ralentiza este ritmo. De acuerdo con la Sociedad Española de Cardiología, las arritmias afectan a alrededor de un 15% de la población mayor de 50 años en España, y va a aumentando con la edad.
Las arritmias tienen lugar cuando se produce una alteración en el sistema eléctrico interno del corazón, denominado sistema de excitación y conducción, que controla la frecuencia de los latidos y su ritmo cardiaco. Este se desarrolla en dos etapas. La primera se llama diástole y, en ella, el músculo cardíaco se relaja para que sus cavidades se llenen de sangre. Durante la segunda etapa, denominada sístole, el músculo se contrae y expulsa la sangre al torrente sanguíneo. Es decir, la bombea y permite que fluya por todo el organismo, y mantiene la presión arterial. Esto es posible gracias a una pequeña zona del corazón llamada nódulo sinoauricular o sinusal, ubicada en la aurícula derecha, la cavidad superior derecha del corazón. Con cada latido, este grupo de células emite una señal eléctrica que se desplaza por diferentes rutas a través del corazón, de la parte superior a la inferior. De esta manera, cuando todo va bien, esta señal indica a cada zona del órgano cuándo contraerse, como si se tratara de una especie de marcapasos natural. Pero, a veces, surgen problemas y las señales son anómalas (trastornos de la formación del impulso eléctrico) o se desorganizan (trastornos de la conducción del impulso) o pueden darse ambas circunstancias a la vez. Por ejemplo, pueden retrasarse, bloquearse, generarse con frecuencia excesiva o en un lugar erróneo, o viajar por rutas distintas a las que les correspondería, y todo ello produce alteraciones en el ritmo cardíaco. Por eso, podría decirse que muchas de las arritmias son una especie de cortocircuito que sufre el tendido eléctrico que rige el funcionamiento del corazón. Causas diversas y, a veces, desconocidas Algunas de las causas de las arritmias pueden encontrarse directamente en el corazón, y ser congénitas o adquiridas. Otras causas, sin embargo, pueden encontrarse fuera de este órgano (extracardíacas), como infecciones o enfermedades como la hipertensión. También pueden producir arritmias otras circunstancias extracardíacas, como el consumo excesivo de sustancias como el alcohol, la cafeína, drogas estimulantes y el tabaco, así como el uso de algunos medicamentos y plantas medicinales. Igualmente, el estrés y las emociones intensas pueden desencadenarlas. Las arritmias pueden ser de varios tipos y ser clasificadas de diversas formas. Si se originan en las aurículas o en el nodo auriculoventricular, se llaman supraventriculares, mientras que se denominan ventriculares si tienen lugar en los ventrículos. Si, en cambio, atendemos a la frecuencia de los latidos, podemos hablar de taquiarritmias, cuando estos se aceleran y de bradiarritmias cuando se ralentizan. Además, las arritmias pueden presentarse de diversas formas: si se producen en momentos puntuales, se les llama paroxísticas, y si son permanentes, se denominan crónicas. En cuanto a síntomas, las arritmias suelen manifestarse con palpitaciones y síncopes, que son pérdidas de conocimiento a consecuencia de que el flujo sanguíneo al cerebro queda mermado. Otros posibles síntomas de las arritmias provocados por la falta de riego sanguíneo son palidez, mareo, dolor en el pecho, debilidad, aturdimiento, sudor, sensación de falta de aire y ansiedad. Si se padecen de forma habitual estos síntomas, sería recomendable acudir a una revisión médica que realice al paciente los estudios pertinentes para confirmar o descartar una arritmia. En el caso concreto de un tipo de taquiarritmia que se llama fibrilación auricular – el tipo más frecuente de arritmia-, las aurículas, que son las dos pequeñas cámaras superiores del corazón, vibran en vez de contraerse rítmica y enérgicamente, como si fueran un tazón de gelatina. Al no producir el vaciado de la sangre adecuado, pueden originarse pequeños coágulos (trombos) con consecuencias tan serias como embolias. El fallo en el bombeo adecuado de sangre puede originar también insuficiencia cardiaca, mala irrigación sanguínea, falta de aire crónica… Por otro lado, algunas personas que padecen arritmias no tienen síntomas y estas suelen ser detectadas por el profesional sanitario en un examen de rutina que incluya un electrocardiograma. Medicamentos, procedimientos médicos o cirugía para tratarlas Si son arritmias benignas y no presentan síntomas, puede ser suficiente con seguir un estilo de vida saludable, cuidando la alimentación, practicando ejercicio físico regular, dejando de fumar y moderando el consumo de alcohol y sustancias estimulantes como la cafeína. Para tratar las taquicardias, puede recurrirse a los fármacos y, si estos no son efectivos, a diferentes procedimientos médicos. Uno de ellos son las maniobras vagales, una serie de movimientos que afectan al sistema nervioso y permiten reducir la velocidad de los latidos, pero no son efectivas en todos los casos. En el caso de padecer fibrilación auricular, se puede usar la cardioversión, un procedimiento médico que administra corriente eléctrica al corazón por medio de unas paletas o parches. También, en otras taquiarritmias, es posible implantar bajo la piel un desfibrilador cardioversor, un pequeño dispositivo que controla las arritmias más graves precursoras de muerte súbita con pulsos o descargas eléctricas para revertirlas. Así mismo, puede recurrirse a la ablación con catéter, que consiste en la inserción de un tubo flexible y delgado en un vaso sanguíneo del brazo, ingle o cuello, cuyo extremo se guía hasta el corazón. Posteriormente, una máquina envía energía hasta los electrodos ubicados en su punta y elimina el área de tejido cardiaco que origina la arritmia. En el caso de las bradicardias, suele ser necesario implantar un marcapasos. Este es un pequeño dispositivo que se pone bajo la piel del pecho o del abdomen y que controla el ritmo cardiaco, gracias a unos sensores que detectan la actividad eléctrica del corazón. Cuando esto es anormal, envía impulsos eléctricos para que el ritmo cardiaco vuelva a la normalidad. En ocasiones, debe recurrirse a la cirugía. Por ejemplo, puede ser necesario reparar una válvula del corazón o, si la arritmia se debe a una enfermedad coronaria, realizar un bypass, una técnica quirúrgica que mejora el flujo de sangre hasta el músculo cardiaco. En cualquier caso, la mayoría de las arritmias, incluso los tipos más graves, pueden tratarse con éxito y la persona puede llegar a hacer una vida normal. En los casos leves e inofensivos a menudo no necesitan tratamiento. La angina de pecho es un síntoma de enfermedad de las arterias coronarias que produce dolor y opresión en el pecho. Se origina debido al bloqueo de una arteria coronaria, cuya función es la de suministrar sangre, oxígeno y nutrientes al corazón. Dicho bloqueo impide la correcta circulación de sangre oxigenada al músculo cardíaco.
Esta situación de falta de riego de oxígeno al corazón se denomina “isquemia”, por ello se utiliza el término de “cardiopatía isquémica” para denominar todo este tipo de trastornos circulatorios que afectan al corazón y que son consecuencia de estenosis (estrechamiento) en las arterias coronarias. La angina de pecho es uno de ellos. La angina de pecho puede ser de dos tipos:
¿A quién afecta? La angina de pecho es una patología cuya incidencia aumenta con la edad y el envejecimiento de las arterias. Afecta tanto a hombres como a mujeres, si bien en las mujeres aparece más tarde, pero de forma más letal. En los hombres suele aparecer después de los 30 años y en las mujeres, tras la menopausia (a partir de los 50 años), debido a la bajada de estrógenos. Estas hormonas ejercen una función protectora natural frente a la enfermedad cardiovascular. ¿Cuáles son las causas de la angina de pecho? Generalmente, la angina de pecho ocurre porque llega menos sangre al corazón. La principal causa de esta situación es la arteriosclerosis, que aparece cuando las arterias coronarias se estrechan debido a la acumulación de placas de ateroma (depósitos de grasa) en las paredes de los vasos sanguíneos. Además de la arteriosclerosis, existen otras patologías que pueden generar una angina de pecho:
Normalmente, la angina de pecho se manifiesta al desarrollar una actividad que haga acelerar el pulso o la presión arterial y que, por tanto, suponga un esfuerzo añadido para el motor de nuestro organismo, el corazón. Es el caso del esfuerzo físico, las temperaturas extremas, las comidas pesadas o cualquier situación que nos pueda producir estrés o emociones fuertes. ¿Qué síntomas tiene? Los más habituales son:
¿Qué tratamiento tiene? Ante una angina de pecho y los síntomas que produce, el médico puede recomendar:
Con un correcto tratamiento se puede mejorar el pronóstico tras sufrir una angina de pecho y tener una buena calidad de vida. El síndrome de Raynaud, conocido también como enfermedad de Raynaud o fenómeno de Raynaud, es un espasmo vascular (vasoespasmo) en el que los vasos sanguíneos de la mano, principalmente, se estrechan en respuesta al frío o a la tensión emocional. Como consecuencia se reduce el flujo sanguíneo en estas zonas. Esto produce molestias (sensación de frío, dolor urente -similar al de una quemadura-, parestesias -cambios en la sensibilidad-) y cambios de color reversibles (palidez, cianosis -color azulado-, eritema -rojez- o una combinación de ellos) en uno o varios dedos. En ocasiones, se ven afectadas otras regiones como los dedos de los pies, la nariz o la lengua.
El síndrome de Raynaud puede ser primario -el tipo más frecuente, que aparece sin signos ni síntomas de otras enfermedades- o secundario -está provocado por alguna otra enfermedad, sobre todo del tejido conectivo como el lupus o la esclerodermia-. El primario es mucho más frecuente (alrededor del 80%), es más habitual en personas jóvenes y sobre todo en mujeres. El tratamiento depende de la gravedad del trastorno y de su tipo, pero algunos cambios en el estilo de vida como protegerse del frío suele ser suficiente para mantener los síntomas bajo control. Estos pueden ser molestos, pero raramente dañan de manera importante los tejidos. En el caso del síndrome de Raynaud secundario, sí puede ser necesaria una terapia orientada sobre todo a la enfermedad de base que lo causa. El fenómeno de Raynaud secundario suele afectar a personas mayores de treinta años y a quienes padecen enfermedades reumáticas o autoinmunes especialmente las del tejido conectivo. Fumar podría constituir también un factor de riesgo, ya que la nicotina contenida en el tabaco contrae los vasos sanguíneos. Otros posibles desencadenantes son el uso de ciertos medicamentos que causan el estrechamiento de las arterias. La vibración repetitiva causada por acciones como escribir durante largo rato o el empleo de herramientas manuales o máquinas que vibran pueden ser también desencadenantes de los síntomas. Solo en los casos graves, se forman úlceras o llagas en las yemas de los dedos y los tejidos pueden quedar dañados llegando a la gangrena, siendo esta más frecuente en la forma secundaria. El objetivo del tratamiento es reducir el número de episodios y, en las formas más graves de la enfermedad, evitar daños en los tejidos. El tratamiento se basa en evitar los desencadenantes, dejar de fumar si es el caso y si fuera necesario, la administración de fármacos. Habitualmente, los síntomas del fenómeno de Raynaud pueden ser manejados con modificaciones del estilo de vida: como mantener una temperatura corporal adecuada en las zonas afectadas mediante el uso de ropa de abrigo, reducir el estrés mediante técnicas de relajación y, si se fuma, abandonar este hábito. En ocasiones, es necesario recurrir a medicamentos para la presión arterial como los bloqueantes de los canales de calcio o de receptores de la angiotensina, capaces de aumentar el flujo de sangre a los dedos de las manos y los pies. La mayoría de las trombosis se pueden prevenir, tan solo es necesario seguir algunas recomendaciones:
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